La vitamina D apoya a la salud general del cuerpo humano, y se almacena principalmente en la grasa corporal. Una de sus funciones más importantes es mantener niveles óptimos de calcio y fósforo, y como resultado de eso, fortalecer los huesos. El déficit de esta vitamina, por consiguiente provoca debilidad ósea y nos hace más propensos a lesiones.
Sin embargo, sus bondades van más allá. La vitamina D disminuye el riesgo de distintos tipos de cáncer (entre ellos próstata y colon), reduce la presión sanguínea, regula los niveles de insulina en el cuerpo, fortalece el sistema inmune y nervioso, así como el funcionamiento pulmonar y la salud cardiovascular.
El déficit de vitamina D, por consiguiente, provoca problemas en el sistema inmunológico, aumenta los problemas vasculares y autoinmunes, aumenta la posibilidad de enfermedades neurológicas e infecciones.
•¿CÓMO SABER SI LE HACE FALTA VITAMINA D?
Existe una prueba específica que puede detectar los niveles de esta vitamina. Sin embargo, si tiene fatiga, dolor de espalda, dolor en los huesos y músculos, pérdida de cabello y alguna infección, existe la posibilidad de que su cuerpo no esté recibiendo suficiente vitamina D. Según los expertos, necesitamos entre 800 y 1000 unidades diarias de esta vitamina, o incluso más, a partir de los 65 años de edad. Exponerse al sol durante 10 o 15 minutos dos veces al día suele ser suficiente para recibir tales cantidades, aunque el uso de protector solar podría bloquear la absorción de la vitamina.
•¿QUÉ ALIMENTOS TIENEN VITAMINA D?
El sol que recibimos en el encierro no suele ser suficiente para cumplir con nuestra necesidad diaria de vitamina D. Sin embargo, esto se puede solucionar tanto con suplementos especializados, o bien, con ciertos alimentos. Entre ellos se encuentran el aceite de hígado de bacalao, salmón cocinado, atún, sardinas, macarelas, carnes rojas, yema de huevo, champiñones y otros hongos, algunos quesos, leche fortificada, cereales y jugos.
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