La civilización maya dominó un gran territorio en el que instaló grandes ciudades que destacan todavía hoy por su hábil ingeniería y arquitectura funcionales con su entorno, la selva y por supuesto, el agua.
El número de personas que llegaban a fundar una población naturalmente ascendía con los años, con lo que debían crearse o mejorarse los sistemas de alimentación y de transporte de agua que en un punto ya era insuficiente.
Muchas ciudades mayas fueron construidas sobre piedra caliza porosa que hacía difícil el acceso del agua gran parte del año, por eso, grandes poblados como Palenque construyeron redes de acueductos. Ciudades como Tikal de aproximadamente 45 mil habitantes, tomaba puntos cercanos de agua potable, que también empezaron a ser insuficientes, se dice que por esa razón buscaron alguna forma de limpiar el agua cercana.
Un equipo de antropólogos, geógrafos y biólogos de la Universidad de Cincinnati, encontraron que en Tikal se creo un sistema de purificación del agua, al estudiar una de las más grandes presas construidas por los mayas.
En la presa que se encuentra cerca de la antigua ciudad de Tikal, al norte de Guatemala, encontraron residuos de cuarzo cristalino y zeolita -minerales que hoy se utilizan para el mismo fin.
Con la arena crearon un sistema de filtración construido para limpiar el agua a medida que fluía, pero este sistema no eliminaba las cianobacterias procedentes del cinabrio, con que los mayas pintaban sus construcciones.
El cinabrio también se encontraba en la arena con la que sin querer acabaron contaminando sus acuíferos y que, al parecer, causó el éxodo masivo y el abandono de tan próspera ciudad maya. La única certeza hasta hoy, es que este sistema fue descubierto por los mayas hace más de 2 mil años.
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